Encuentro con El Errante

CUANDO EL SOL POR FIN SE RINDE
Y DEJA CRECER LAS SOMBRAS DE LOS PINARES,
CUANDO LAS TORCAZAS HACEN SUYO EL SILENCIO,
PASAN COSAS EN EL BOSQUE MIGUEL LILLO.

DE PEQUEÑO MI ABUELO ADVERTÍA,
COMO ERA POSIBLE EL ENCUENTRO,
SIEMPRE EN EL MISMO MOMENTO
EN QUE TU ÁLMA SE ABRE POR ESOS SENDEROS COMO VENAS
EN NUESTRO BÓSQUE LOCAL.

PODÉS VAGAR MIL VECES Y NI SIQUIERA DARTE CUENTA,
PERO CUANDO ESTAS LO SUFICIENTE PREPARADO,
ÉL TE ENCUENTRA A VOS.

Y FUE ESA TARDE EN QUE RECONOCÍ LA BARBA GRIS
Y LA MIRADA SABIA,
TÁL COMO LO CONTABA EL ABUELO.
NO HUBIERA NOTADO SU PRESENCIA,
SI ÉL NO HUBIERA SONREIDO.

SE QUEDÓ INMÓVIL ESPERANDO QUE DISPARARA MIS PREGUNTAS
PERO CADA VEZ QUE PENSABA EN ALGUNA,
LAS RESPUESTAS ESTABAN ESCRITAS EN EL FONDO DE SUS OJOS.

ENTONCES EL ERRANTE DEJO EL SILENCIO
PARA HABLARME DE CÓMO EL UNIVERSO LATE.
HABLARME DE COSAS QUE PARECÍAN ESCONDIDAS EN ALGÚN
PAPIRO OLVIDADO EN EL TIEMPO.
Y ESA INFORMACIÓN ME DEJABA AUN MÁS SEDIENTO.

LUEGO ESE BEBEDOR DE HORIZONTES
SE DECLARÓ ESCLAVO DEL POLVO DEL CAMINO
Y DEJÓ PERDERSE POR EL SENDERO.
NO DIJO ADIÓS PORQUE NO SE ESTABA DESPIDIENDO,
Y SUS PALABRAS SIGUIERON RETUMBANDOME POR UN TIEMPO.

ESE FÚE EL PRIMER ENCUENTRO Y EL TIEMPO ME HIZO
SABER QUE NO HABRÍA UN ÚLTIMO.
ASÍ ES...
PASAN COSAS EN EL BOSQUE LILLO.